UNA COSA TEÒRICAMENT DIVERTIDA
A de agosto
Son las cinco de la mañana. Tomo un café en el bar del puerto de Barcelona. Aviso por megafonía: en una hora tendremos que embarcar.
Durante una semana escribiré sobre todo lo que me encuentre. Analizaré, desde las entrañas, el interior de la industria del entretenimiento. Veré mil pieles, mil tatuajes erróneos, mil rostros de forzada complacencia. Beberé (quizá) mojitos. Me dispongo a pasar una semana en un crucero barato por el Mediterráneo occidental.
“Estoy angustiado”. Más o menos, así empezaría el reportaje escénico que quiero escribir con la ayuda de la beca de creación de la Sala d’Art Jove. Tal como hizo David Foster Wallace a A supposedly fun thing I’ll never do again (1996), detallaré la experiencia de ser usuario de un crucero durante una semana para analizar los engranajes de un fenómeno que funciona como sinécdoque de la industria del entretenimiento.
A diferencia de Foster Wallace, propongo un texto escénico para utilizar la materialidad del teatro con el fin de sumar significados en el proceso de creación colectiva. A diferencia de Foster Wallace, planteo un estudio desde una perspectiva de clase y consecuente con el contexto emocional del autor: rabia por la derrota de Barcelona, ciudad marca que me ha visto nacer. Como Foster Wallace, siento a la vez repugnancia y fascinación estética por estas grandes máquinas lecorbusierianas de entretener al cuerpo.
El proyecto ha recibido el acompañamiento de Eloy Fernández Porta.
ENLACE:
instagram
UNA COSA TEÒRICAMENT DIVERTIDA
A de agosto
Son las cinco de la mañana. Tomo un café en el bar del puerto de Barcelona. Aviso por megafonía: en una hora tendremos que embarcar.
Durante una semana escribiré sobre todo lo que me encuentre. Analizaré, desde las entrañas, el interior de la industria del entretenimiento. Veré mil pieles, mil tatuajes erróneos, mil rostros de forzada complacencia. Beberé (quizá) mojitos. Me dispongo a pasar una semana en un crucero barato por el Mediterráneo occidental.
“Estoy angustiado”. Más o menos, así empezaría el reportaje escénico que quiero escribir con la ayuda de la beca de creación de la Sala d’Art Jove. Tal como hizo David Foster Wallace a A supposedly fun thing I’ll never do again (1996), detallaré la experiencia de ser usuario de un crucero durante una semana para analizar los engranajes de un fenómeno que funciona como sinécdoque de la industria del entretenimiento.
A diferencia de Foster Wallace, propongo un texto escénico para utilizar la materialidad del teatro con el fin de sumar significados en el proceso de creación colectiva. A diferencia de Foster Wallace, planteo un estudio desde una perspectiva de clase y consecuente con el contexto emocional del autor: rabia por la derrota de Barcelona, ciudad marca que me ha visto nacer. Como Foster Wallace, siento a la vez repugnancia y fascinación estética por estas grandes máquinas lecorbusierianas de entretener al cuerpo.
El proyecto ha recibido el acompañamiento de Eloy Fernández Porta.
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