Tiene que haber maneras de habitar los momentos de emergencia. En medio de un mundo en transición constante, los proyectos de la Sala d’Art Jove ofrecen maneras reveladoras de pensar el mundo en que vivimos y las relaciones que lo configuran. Cada uno de los proyectos que forma parte de la exposición articula un diagnóstico. Mediante este diagnóstico no se persigue describir la realidad, sino moverla. Cuáles son estos diagnósticos y como afectan nuestra manera de sentir o de pensar qué somos?

Cada vez es más intensa la necesidad de dar respuestas y, gracias a la lectura de la realidad que nos da cada uno de los proyectos de la exposición, obtenemos un modelo para transitar nuestro presente. En conjunto, los proyectos son una gran guía de coexistencias. Qué aprendizajes se encuentran en los proyectos y como sintonizan con nuestras vidas?

Es imperativo atender los reassemblatges que se están produciendo en nuestros tiempos. La práctica artística, con su capacidad de afectar y de verse afectada por las economías de intercambio, ocupa una posición estratégica. Constituye una manera de militar en la diagnosis de nuestro presente, porque participa de los imaginarios en los cuales y desde los cuales vivimos. Cómo podemos aliarnos con la práctica artística para tejer futuros en que la vida sea más vivible?

De aquellos polvos, estos lodos nos sitúa en una realidad que no quiere ser endulzada. Nos quiere hablar de la tierra, que es el lugar que pisamos y desde donde vemos y enunciamos el mundo. Tal como nos recuerda Donna Haraway, es importante saber qué ideas tenemos para generar otras, qué pensamientos proyectan pensamientos, qué historias crean mundos, qué mundos crean historias.

El polvo y el barro nos hablan de una realidad turbulenta, confusa, maleable, pegajosa y turbia que nos remite a la corrupción y contaminación, pero también al valor de los tráficos y de las cadenas temporales, a la manera en que todo se transforma, generando vínculos e historias de encuentros, porosidades y alianzas. Tenemos que ser capaces de hacer que estas historias formen parte de nuestras prácticas de conocimiento.

Los seis proyectos incorporados en la muestra nos recuerdan aquellos seis personajes en búsqueda de un autor del dramaturgo italiano Luigi Pirandello. Son seis procesos que esperan para ser inscritos en un marco de exposición y de mediación. Los seis proyectos presentados también han tenido que enfrentarse a la incertidumbre y son emergentes, no para que pertenezcan a una convocatoria y un espacio institucional específico —la Sala d’Art Jove—, vinculado teóricamente a aquello incipiente, sino precisamente porque llevan a cabo la escurridiza gestión de las maneras de estar en el mundo. Y sucede el mismo que pasa en la obra del dramaturgo italiano, en que la idiosincrasia de los seis protagonistas y la de sus voces son precisamente el tráfico, la potencia de los comportamientos imprevistos, los sorramolls y las invitaciones a moverse en un terreno pantanoso o evitar de moverse con los ojos arrancados.