Las problemáticas de representación de la imagen, así como la percepción crítica de lo expuesto son todavía objeto de uno de los debates más relevantes entre las prácticas artísticas y sus sistemas de presentación. Partiendo de un referente bíblico, en principio ajeno a los discursos contemporáneos, La mirada de la dona de Lot supone un ejercicio de alteración de las narrativas visuales que habitualmente definen nuestro acceso a la imagen, ya sea pictórica, fotográfica o videográfica.

Desde una lectura distorsiona de los códigos habituales de construcción de la imagen, La mirada de la dona de Lot busca una aproximación desobediente y atípica en cuanto a los imaginarios, tanto los personales como los colectivos, los cuales articulan los vínculos entre lo que nos rodea y las posibilidades de apropiación y de representación artificial.

« Al amanecer, los dos ángeles dieron prisa a Lot :
— Corre, llévate de casa a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, si no deseáis ser aniquilados con la ciudad culpable. (… )
Una vez fuera, le dijeron:
— Huye, si quieres salvar la vida. No mires atrás ni te pares en ningún lugar de la llanura, que serías aniquilado: huye a la montaña. (… )
Cuando el sol salía, Lot llegó a Soar, y al instante el Señor hizo llover del cielo azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la llanura, con sus habitantes y toda la vegetación. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en una estatua de sal. »

Gènesi, 19.15-2