A partir de la escucha y la interpretación de los proyectos de la Sala d’Art Jove Creació 2022, Cartografies del foc se estructura en dos símbolos, que son dos elementos: los mapas y el fuego.

La Sala d’Art Jove funciona como un mapa de las inquietudes y miserias de los y las jóvenes del territorio. Se expresan unos malestares latentes de manera aparentemente aislada, pero estructuralmente conectada. Los proyectos analizan y manifiestan la violencia del sistema en que vivimos: un mundo asfixiado por el capital. Todos son distintos incendios de un mismo fuego.

El artista es un cartógrafo. Un mapa es una propuesta de entender la realidad, pero siempre es parcial, impotente y a veces bello. Los mapas son gafas por eso son capaces de modificar la mirada del espectador. El arte altera su percepción y, por lo tanto, la acción; este es su potencial de transformación social.

De la misma manera que un cartógrafo es responsable de incluir y excluir elementos de la realidad con el objetivo de ayudar al receptor a entender el territorio, los artistas son conscientes de lo que proponen y por qué, y cuáles son las implicaciones éticas de su obra.

En esta segunda exposición se presentan un conjunto de proyectos que nacen del análisis y en los cuales el objeto observado es el elemento central y trasciende el sujeto; parten de una óptica materialista, a veces irónica, y proponen nuevos mundos, nuevas posibilidades, nuevas metafísicas. En este conjunto de piezas, la obra es oscura y, en esta penumbra, enciende la mirada del espectador para iluminarla. Son piezas que confrontan más el territorio que su representación, lo destruyen y se acercan más a este. Son mapas de todo lo que puede suceder.