Desde una lectura vital y optimista, No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo (frase extraída de un hit musical de Hidrogenesse) supone una aproximación irónica al repertorio de comportamientos que definen nuestra vida cotidiana, así como sus fórmulas de representación social.

Utilizando las prácticas artísticas como herramienta de interpelación y conflicto entre lo que se expone en la sala de exposiciones y la recepción desconfiada del usuario, esta muestra invita a un ejercicio de democratización del hecho expositivo, donde lo insignificante es capaz de transformarse en algo singular y a la vez compartido por una sociedad con graves problemas de saturación y desmotivación. Próximo al eslogan publicitario, al himno generacional o a la declaración de principios, No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo refleja de manera directa una actitud entuasiasta sobre los condicionantes y las consecuencias de lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestro ritmo diario.