El entorno condiciona nuestras formas de autocomprensión. El entorno nos compone, nos transforma, nos integra, y puede llegar a atomizar a quienes lo habitan. Ante tal posibilidad, Jaume Clotet y Pol Olivé, Pablo del Pozo, Martí Madaula y Juan David Galindo conciben escenarios de resistencia a partir del gesto constructivo, una pulsión ingeniera que les lleva a la creación de nuevos alrededores.

El resultado son emplazamientos que actúan como entornos sociales y afectivos, con capacidad para ser hostiles pero también para albergar y ofrecer cuidados y servir de refugio. La necesidad de intervenir físicamente un lugar, no deteniéndose simplemente en imaginar su mera representación, acentúa su carácter no dado, abierto, que busca finalmente la posibilidad de una co-dependencia, de una inmanencia con el medio, más allá de la confrontación con él.