¿Qué se recuerda y qué no? ¿Cómo se transmiten los recuerdos? ¿Cómo de verdaderos son los recuerdos respecto a la experiencia? Recordamos solos, o nos ayudamos de recursos externos para hacerlo? ¿Artefactos? ¿Fármacos? ¿Se pierde la memoria? ¿Nos la roban? ¿Se borra la memoria social cuando se borra un sitio? ¿Dónde va a parar la memoria que no recogen los relatos del poder? ¿Cómo recordamos el ser diferente? ¿Qué silencia la mitificación de la infancia?

La palabra proyecto sugiere un plan previo que se lleva a cabo según lo previsto. Nada más lejos de la realidad de esta experiencia, que solo podemos entender como un proceso largo y discontinuo. El proyecto fue concebido, en un inicio, como un proyecto de creación personal en torno a la transmisión oral de la historia, una obra de vídeo que sirvió para hacer un taller con alumnos de secundaria que se llamó «Nuestro testigo favorito» y que se fue transformando en algo totalmente inesperado, fruto de la colaboración con la Sala d’Art Jove y el proceso de tutoría por parte de Aída Sánchez de Serdio.

Nada de esto encontró su lugar en ningún instituto, pero sí en la Facultat de Belles Arts de la UB, en la asignatura “Interpretació de la Imatge Visual” que la misma Aída imparte junto con Noemí Durán. Por el camino perdió el nombre y el sentido de convertirse en una pieza de vídeo. Ganó, sin embargo, la capacidad de mutar y de expandirse en direcciones múltiples. Finalmente, ha tomado la forma de una exposición colectiva, el proceso productivo de la cual ha acabado estando ligado muy de cerca con la inquietud inicial de cuestionar formas de pensar y de hacer determinadas.

Hacer hoy por hoy una lectura del pasado más allá de la nostalgia obliga a tomar las ausencias no como punto de llegada, sino como punto de partida. Permanentemente, como miembros de toda una sociedad o miembros de una familia particular, intentamos dar un sentido a los restos que otros nos han dejado. Este proyecto surgió en un momento concreto de la posibilidad de compartir aquel proceso con otras personas y de buscar la manera de hacerlo que nos permitiera repensarnos a nosotros mismos y al resto. Ahora, Classes de memòria propone abrir un espacio de reflexión en torno al papel que hacemos jugar a memoria, ficción e imagen dentro de las representaciones del pasado.

Classes de memòria es fruto de la primera convocatoria del proyecto educativo de la Sala d’Art Jove del año 2009. El proyecto ha sido realizado por Daniel García en la Facultat de Belles Arts de Barcelona en el marco de la asignatura de “Interpretació de la Imatge”, con la colaboración de Aida Sánchez de Serdio y Noemí Durán. La exposición muestra las producciones que se han realizado con el alumnado sobre diferentes aspectos de la memoria y por medio de trabajar en diferentes grupos. Entre estos también se ha asumido el proceso comisarial, el diseño de la exposición y los elementos de comunicación.